lunes, 13 de abril de 2009

Tres horas inolvidables

El destino, o más bien, la fatídica meteorología, ha hecho que este año nuestra Estación de Penitencia haya durado menos de lo previsto, debido a la llovizna que apareció sobre las 8 de la mañana del Viernes Santo y que obligó a que nuestra cofradía tuviera que regresar a la Parroquia de Santa María sin completar todo su itinerario.

Pero lejos de lamentarnos por lo sucedido, lejos de la tristeza evidente que a todos se nos notaba el Viernes Santo, hoy queda el recuerdo de tres horas que se hicieron segundos, al ser las tres horas inolvidables que nos quedarán para el recuerdo durante todo este año.

Tres horas en las que nuestra Hermandad hizo gala de su carácter serio, solemne y elegante por las calles de Guadalcanal. Tres horas en las que nuestros nazarenos guardaron un respeto y una compostura digna de alabar por todo el pueblo, y en las que su comportamiento fue ejemplo a seguir para todos. Tres horas en las que el Señor y la Santísima Virgen se sintieron arropados por el calor devocional de todos sus hermanos y de todo el pueblo de Guadalcanal. Tres horas de impresionante caminar de nuestros pasos, gracias al esfuerzo (sobrehumano esfuerzo, sobre todo en el difícil momento de tener que regresar corriendo) de nuestros hermanos costaleros.

Y tres horas que nos sirven para seguir luchando por nuestra Hermandad, para mantener la llama de la fe más viva que nunca, porque ya solo falta un año para volver a estar en la calle. Y porque nuestra hermandad, lejos de la Estación de Penitencia, está viva durante todo el año, y eso hace que estemos cerca de ella siempre. Por ello, y porque se mantenga durante mucho tiempo, debemos dar Gracias a Dios, y sentirnos más que nunca satisfechos porque nuestra Hermandad, aunque estuvo sólo tres horas en la calle, sigue dando ejemplo a todos los cofrades de Guadalcanal. Que sea así por mucho tiempo.

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