sábado, 19 de marzo de 2016

DIA DE SAN JOSÉ 

Bajo el pontificado de Gregorio XV, concretamente en 1621, el día 19 de marzo fue declarado fiesta en honor a San José.
Es uno de los santos más populares de la Iglesia Católica, ya que se trata del esposo de la Virgen María y padre putativo de Jesús -de ahí que a los que se llaman José se les llame Pepe, por padre putativo (p.p.)-. Es además patrono de la Iglesia Universal desde 1870, cuando fue así proclamado por Pío IX.
Su imagen se ha formado a lo largo de la Historia en base a documentos de carácter puramente histórico, como puedan ser los evangelios de San Mateo y San Lucas, que lo presentan como heredero de la estirpe del rey David, o legendario, tales como los Evangelios Apócrifos o la Leyenda Dorada.
Las primeras representaciones que conocemos de San José aparecen en sarcófagos del siglo III. Durante la Edad Media nunca se le representó de manera aislada, por lo que no contamos con esculturas independientes del santo, sino sólo formando parte de conjuntos o grupos escultóricos de los que no es protagonista, sino sólo un personaje secundario. Lo mismo pasa en pintura, donde siempre aparece en un segundo plano, en actitudes poco significativas o esenciales en la escena.
Por el contrario, en esta misma época, hay que destacar también algunos autores literarios que indicaron que era una figura a tener en cuenta. Esta idea de valorar al patrono de la Iglesia partió también de las órdenes religiosas. En este papel de defensa y revalorización de San José destacó Santa Teresa de Jesús, que dedicó al esposo de la Virgen doce conventos de los diecisiete que fundó y, en uno de ellos, en la fachada, aparece la primera imagen exenta del Santo.
No fue hasta la Edad Moderna cuando la consideración de San José como personaje fundamental en la historia de la religión católica llegó al máximo. Comenzó entonces a aparecer representado de manera individual y, en las escenas en las que estaba, no lo hacía en un segundo plano, o al menos no se le caracterizaba con tintes burlescos, como sí ocurría en épocas anteriores.
Concretamente, en el siglo XVII, se le representó de manera solemne como esposo de la Virgen María y padre de Jesús de Nazaret, con el que sólo estuvo en su infancia, como puede observarse en las obras de arte, ya que murió incluso antes de que este comenzara a predicar. Junto a estas dos figuras aparece un mayor número de veces, formando la Sagrada Familia, que de forma individual. Es junto a su hijo donde se muestran escenas con un carácter más cercano e íntimo, incluso en ocasiones aparece sujetando al niño.
La edad de San José siempre ha estado en duda, aunque las fuentes nos indican que era avanzada. Algunas de ellas, como el Evangelio de José carpintero o el Libro sobre la Natividad de María, la sitúan en 98 años. Durante la Edad Media y comienzos del Renacimiento aparece como un anciano observando al niño desde la distancia. A medida que se le fue dando más importancia, su aspecto se fue rejuveneciendo. Así, además de reforzar su figura, se hacía más creíble, ya que al situarla entorno a los 40 años hacia más verosímiles y posibles episodios tan conocidos como la Huída a Egipto, en los que ejerce un papel protector sobre la Virgen.

La polémica de cómo debía aparecer, si con aspecto anciano o juvenil, se extendió desde el siglo XVI al XVIII. Este cambio, junto con otros, fueron especialmente aceptados en España, frente a otros lugares, como la Península Itálica, en los que se mantuvo esa imagen anciana de San José. Murillo, Zurbarán o El Greco son pintores que trabajaron en España y en cuyas obras se puede ver la nueva manera de representar al santo en aquella época.
La figura de San José no se popularizó y cobró importancia en el arte hasta el siglo XVI, después del Concilio de Trento
Anteriormente San José era una figura secundaria que se representaba anciano y apartado. Pero a partir del Concilio de Trento su devoción se extendió, sobre todo en España, su imagen rejuveneció y pasó a ser representado como un protector de la Sagrada Familia.


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